De Mar a Mar (2). Lecturas y más
miércoles, 30 de agosto de 2023
Llego con tres heridas, de Violeta Gil
miércoles, 23 de agosto de 2023
Memoria de una chica, de Annie Ernaux
Sigo con lecturas de verano de autoras recomendadas por Celia. Esta vez es un libro de la francesa Annie Ernaux, premio Nobel de Literatura 2022.
viernes, 28 de julio de 2023
La chica de seda artificial, de Irmgard Keun
Para el viaje de este verano a Berlín, Celia me recomendó esta novela breve de una autora totalmente desconocida para mí.
"Veo salas de espera y mesas. Me siento allí. No me apetece empeñar mi marta cibelina, de ninguna manera. Tampoco tengo papeles. Tilli conocía a una dispuesta a comprarla. Pero yo me niego. A veces se me cae la cabeza encima del tablero de puro cansancio. Escribo porque mi mano desea hacer algo y mi cuaderno con las páginas blancas y las líneas está dispuesto a acoger mis pensamientos y mi fatiga y ser una cama en la que reposen mis letras, con lo que al menos una parte de mí tiene un lugar para descansar."
miércoles, 12 de julio de 2023
Maddi y las fronteras, de Edurne Portela
martes, 27 de junio de 2023
Primera sangre, de Amélie Nothomb
Así comienza esta novela de Amélie Nothomb, nacida en Japón, de ascendencia belga y residente en París; autora de éxito de la que no había leído nada.
Amélie Nothomb reconstruye en Primera sangre la historia de su padre, que aparece como narrador en primera persona.
Los doce hombres me apuntan. ¿Veo pasar mi vida ante mí? Lo único que experimento es una revolución extraordinaria: estoy vivo. Cada momento es divisible hasta el infinito, la muerte no podrá alcanzarme, me sumerjo en el núcleo duro del presente.
A partir de aquí, con una gran analepsis, nos trasladamos desde Congo de 1964 hasta la Bélgica de 1939. Nos adentramos en los recuerdos de una vida interesante, divertida y tierna: relaciones familiares, primeros amores, primeras lecturas, amigos, estudios, boda...; hasta llegar al momento del inicio de la novela, que no pudo dejar de recordarme (salvando todas las distancias) al principio de Cien años de soledad).
Por ponerle un pero, creo que el último capítulo se hace un poco largo, un poco descompensado con el resto de la narración; aunque puedo comprender su interés histórico.
Y como curiosidad personal, entiendo la frustración del protagonista ante su incontrolable hemofobia. Pero todo se cura (o casi todo).
Lectura fácil y recomendable para empezar el verano.
viernes, 9 de junio de 2023
Un amor, de Sara Mesa
Había leído muy buenas críticas de esta novela, por lo que la tenía entre mis lecturas pendientes desde el verano pasado. En mi última visita a la biblioteca, para devolver El verano en que mi madre tuvo los ojos verdes, me encontré con ella en el expositor de recomendaciones, así que me la traje a casa.
En una novela bien escrita, pero poco más. Toda la historia me parece inverosímil e incluso absurda, los personajes poco desarrollados y nada creíbles; para mí es imposible empatizar con la protagonista ni sentir nada hacia ninguno de los demás. La atmosfera, que se pretende asfixiante, me deja fría. En ningún momento entré en la novela.
Además, aunque parece que pretende ser un poco transgresora, yo creo que está llena de tópicos. En ningún momento me inquieta ni me sorprende.
En resumen, es una novela corta que poco o nada me aportó.
sábado, 20 de mayo de 2023
El verano en que mi madre tuvo los ojos verdes
Una vez más, fue mi hija Celia la que me recomendó este libro. "Puede que os valga para vuestro club de lectura de profes", me dijo. Luego, mi amigo Carlos me dijo que él lo había cogido en la biblioteca sólo (aquí la coma es totalmente pertinente) porque le había atraído el título, y que le había gustado.
El verano en que mi madre tuvo los ojos verdes es una novela de la escritora moldava Tatiana Tîbuleac, publicada por Impedimenta, con traducción de Marian Ochoa de Eribe. Una historia muy dura y muy tierna a la vez: un hijo que acompaña a su madre en el último verano de ella, el verano de los últimos reproches y de la definitiva reconciliación.
La temática es dura, muy dura. Ella se va a morir de cáncer; él, un chico. con graves problemas psicológicos, había planeado ir a Amsterdam. Ella le pide que la acompañe; él lo hace. El narrador de la historia es el propio chico, ya adulto, convertido en un famoso y excéntrico pintor, que escribe una historia de curación y homenaje.
La novela se estructura en 77 breves secuencias, algunas de tan solo un par de líneas. El estilo acompaña perfectamente a la historia: duro, desgarrada e inmensamente poético (juzgo al estilo de la autora teniendo en cuenta que es una traducción, evidentemente). Así empieza la novela:
Aquella mañana en la que la odiaba más que nunca, mi madre cumplió treinta y nueve años. Era bajita y gorda, tonta y fea. Era la madre más inútil que haya existido jamás. Yo la miraba desde la ventana mientras ella esperaba junto a la puerta de la escuela como una pordiosera. La habría matado con medio pensamiento. Junto a mí, silenciosos y asustados, desfilaban los padres. Un triste atajo de perlas falsas y corbatas baratas, venido a recoger a sus hijos defectuosos, escondidos a los ojos de la gente. Al menos ellos se habían tomado la molestia de subir. A mi madre yo no le importaba un pimiento, al igual que el hecho de que hubiera conseguido terminar mis estudios.
Una novela que merece la pena leer.